jueves, diciembre 19

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Gaceta Morvoz No.34, año III (19-dic-13)

EDITORIAL


Para muestra un botón: próximamente un reportaje completo del grandioso maestro

Modesto Trigo.

Relaciones objetales
(Oleo sobre lienzo 72x93 cm.)


Nos preguntábamos dónde…

La calle es gélida en estos decembrinos días, la soledad igual. Hay árboles lóbregos con gaviotas en espera de peces, a veces llegan, a veces. Me recargo en la pared, enciendo el enésimo cigarro (ya no quiero pero no encuentro nada mejor por hacer), entonces las columnas de humo suben hasta tu piso. Y te vigilan. Porque estás ahí, construyendo ciertos inciertos futuros, soñando con la mujer de ti, mujer, la de tu anhelos, la que beba desaforadamente como tú, la ardiente que te abrase, la burda que te corrompa, la que se abra como tú, fruta.

Dan ganas de ser vulva y senos, lágrima vidriada, rumor, profunda inspiración, orquídea, malva, reflejo, alcohol; por lo menos humo. Por lo menos.

Éric Marváz.

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Desde el alma de Alma Beatríz

Por Beatríz Fernández



Aguardo una piel que inquiete mis sentidos y avive mi pulso, que me agote y deje sin aliento después de refugiarlo entre mis muslos, empeñado en pertenecernos y ser eternos…

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Con mis muslos ardientes, no necesitas buscar el sol que te dé calor...

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Aunque en el camino tenga mil tropiezos, y tenga que sacar mil lágrimas, nunca será motivo suficiente para perder mi esencia y mis ganas de ser feliz. Así que aunque muchas cosas me puedan doler, día a día trataré de convertirlas en sonrisas y felicidad, por darme cuenta y aprender a valorar todas las cosas hermosas que me rodean y sentirme tan afortunada de poder vivirlas.


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Je suis Ale

Por Alexander Zmeckye




Todo lo iluminas
desde hace varios cientos de besos
con palabras 
como amanecer
como dentro
como habitación... 


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Versos como balas

Por Agathokles



Mujer de cuerpo diamante que sabe a piel, 
mantiene la mirada fija, la obsequia, 
su corazón late fuerte al amar, 
carece de silencios, su boca tirita 
cada 30 segundos si la posees de frente, 
habla de poesía y sabe también a ella.

El adjetivo, letal, es parte de su nombre,
 si te aferras a sus labios te atienes a pecar, 
a ser condenado eternidad y media a soñar,
 aprenderás a volar y creerás que la realidad
 es ella, que el sueño es ella, que Dios es ella.

Ama despacio y obsequia el corazón en cada beso,
 acaricia con una sonrisa leve y sugestiva,
 su espalda magenta crea la señal sacra,
 evoca de su aliento melodías prohibidas,
 situaciones privadas, sabores a miel.

Mujer de ojos deseos y de manos pendones,
 para ella no hay mejor amante que el tiempo,
 es capaz de volar 7 horas continuas,
 de cerrar los ojos y volver al milagro del Edén,
 Puedes mirar la creación en su pupila inquieta,
 erigir un cataclismo de sangre y carne,
 reventar tus pulsaciones al hablarte de cerca,
 robarte la cordura y utilizarla como delirio,
 es capaz de crear un Génesis abstemio pero indecente,

Sabe a mar, sabe amar, sabe también a mí.




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El Rinconcito

Esta semana:


Alex Coghe, es un foto-periodista italiano actualmente residente en la Ciudad de México.  Su actividad profesional incluye fotografía editorial, foto-periodismo y fotografía de eventos.  Su estilo está marcado por crudas imágenes de fotografía de calle, con la obsesión del momento decisivo y el aspecto surrealista, pero siempre con una mirada documental. Fotógrafo para Leica, conocido internacionalmente por su compromiso con la difusión de la fotografía de calle, su actividad ya incluye muchas publicaciones, colaboraciones prestigiosas e importantes exposiciones.


Pronto estaremos teniendo talleres con él: Alex Coghe

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https://www.facebook.com/evaeva.eva.3557


Promesa

Mira qué brazos y qué piernas, qué adornados de joyas de mil colores están, me hierven la sangre cual café por la mañana. 

La brisa de tus cabellos empaña mis ojos y tu figura despierta en mí emociones incontrolables.

¡Oh, figura femenina! Dicha la mía al tenerte tan cerca, y afortunado yo que soy el único que te contempla. 

Pero no soy celoso, querida, que más feliz fuera si todos los demás te miraran y no miraran a esa plásticas, a las que llaman "tiendas", que están llenas de objetos inútiles, pero vacías de corazón. No como el tuyo, bonita, que late fuerte y se escucha entre murmuros de viento. 

Sin embargo, madre mía, madre tierra, madre de todos, no soy digno de observarte ni de quererte, que tanta culpa tengo al pisar tu pasto, como culpa tuvo el que echó fuego a tu hermosura. 

Veo tu tristeza cuando al paso del tiempo menos te toman en cuenta y viene a mí una pena que inunda mis entrañas, como si de mi propia madre en carne se tratara. Pero prometo yo al menos serte fiel por encima de las cosas, y cuidar de tus pequeños pasos. Protegerte celosamente y trabajar hasta el cansancio para tí, preciosa cúspide. 

Porque tú no eres mía ni eres de nosotros, nosotros somos tuyos, y como hijos debemos dibujarte una sonrisa en vez de lastimar tus encantos. Madre tierra, madre amor, madre de todos los seres vivos. 

~D. M.~




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Si leer es un placer...



Me abalancé sobre ella y la obligué a tirarse en el piso polvoriento. No sé cómo, pero ya tenía otra vez el rabo en posición de combate y, sin darme tiempo para acariciarla, la ensarté, sintiendo cómo avanzaba por una cavidad estrecha y húmeda, hecha a la medida de mis grandes necesidades, no de tamaño sino de uso: hacía meses que no templaba. 
—Pero ahora no te vayas a venir enseguida... y feliz Navidad —me dijo al oído, y me mordió en el cuello. 
La cabrona era una atleta sexual: con absoluta maestría levantó las piernas para formar una horquilla de carne en la que quedé atrapado. Con las manos me agarró las orejas y empezó a bañarme con una lengua caliente y áspera, meticulosa, que perforaba cada orificio de mi cabeza, para luego bajar por el cuello y terminar lamiéndome las tetillas, con una capacidad de succión aterradora. Mientras, su pelvis no dejaba de balancearse sobre mi rabo, con un movimiento lento y eficaz, que me hizo dudar de la posibilidad de acompañarla hasta el orgasmo. Si seguía así, iba a venirme, irremediablemente, y no quería hacerlo, más por ella que por mí. Entonces decidí pensar en algo ajeno al sexo, lo más alejado a lo que vivía en ese instante magnífico, y se me ocurrió la chapucera idea de que estaba viendo nevar: pensé con tanta fuerza en eso que logré ver cómo la nieve caía más allá del balcón, flotaba sobre el aire y comenzaba a cubrir las copas de las majaguas del Pre, dándoles el aspecto de gigantescos arbolitos de Navidad, donde los copos brillaban con una blancura deslumbrante. Tanto me metí en aquella imagen absurda que hasta sentí frío, mientras el cielo nocturno se aclaraba, como en la aurora boreal... 
—Ponte pa' esto, Monchy —me sacó ella de la nieve y me tiró otra vez contra su cuerpo hirviente al tiempo que ella bajaba las piernas y apoyaba los pies en el piso para dejar que su pelvis brincara ahora con un ritmo espasmódico, incontrolado, definitivo, capaz de endurecer como nunca mi pobre rabo y hacérmelo sentir enorme dentro de su cavidad preciosa. 
—¿Te vas a venir? —le pregunté con mi habitual habilidad, y ella me mordió una oreja, me soltó la lengua dentro y al fin susurró: 
—Cógeme el culo, como le hacías a la puta de mi hermana. 
Sin darme opción, liberó mi verga y, con su atlética agilidad, puso ante mí sus nalgas de hierro que, proyectadas por la posición, parecían dos montañas inexpugnables, separadas por una garganta profunda por la que corría, allá en el fondo, un río joven y turbulento. 
—Dale suave, que por ahí soy señorita —me advirtió, mientras con la mano, metida por debajo de su cuerpo, trasladaba jugos hacia el aro oscuro del ano para facilitarme la penetración. 

Nochebuena con nieve (fragmento), Cuentos eróticos de Navidad. 
Leonardo Padura Fuentes. (La Habana, Cuba)



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Casa de citas


«En el principio fue el sustantivo. No había verbos. Nadie decía "Voy a la casa". Decía simplemente: "Casa" y la casa venía a él. Nadie decía: "Te amo". Decía simplemente: "Amor" y uno simplemente amaba. En el principio fue mejor.» Isidoro Blaisten.



«Aplázalo todo. Nunca se debe hacer hoy lo que también se puede dejar de hacer mañana. Ni siquiera es necesario que se haga algo, mañana u hoy.» Fernando Pessoa.



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Publicista y Director de Arte.
Ex estudiante de fotografía editorial y modelo del Instituto Europeo Di Design (Barcelona, España)
Participante de proyectos individuales y grupales (desnudos) y cuerpos pintados.
Fomento al arte 100% mexicano.



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